14/4/15

Por qué no me gusta meditar

Si la meditación es fuente de paz, ¿por qué, sentado en mi sillón tranquilamente, no puedo disfrutar de esa paz ni un minuto, y en seguida me veo empujado a hacer cualquier otra cosa, como poner música o leer, sea lo que sea, con tal de salir de allí - de la meditación? Si me pregunto esto, la respuesta es como sigue: sé por el Dharma que lo que normalmente estoy experimentando día y noche, a lo largo de toda la vida, son perturbaciones mentales [cf. TyL] y que las perturbaciones mentales son justamente lo opuesto a la paz mental. Se sigue de aquí que ya que la paz mental es fuente de felicidad, las perturbaciones mentales, siendo lo opuesto a la paz, son la fuente de toda infelicidad, incomodidad, cosas feas y sensaciones desagradables. Estas cosas feas y sensaciones desagradables son lo primero con lo que me encuentro, cara a cara, cuando intento meditar.

De todas esas cosas no del todo atractivas con las que me he de encontrar cara a cara cuando me propongo meditar, me parece estar a salvo, aunque no es realmente el caso, mientras permanezca volcado en la actividad externa.

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