9/4/15

Si tuviera

Si tuviera la mente clara y controlada, las situaciones y personas difíciles no tendrían el poder de destruir mi paz, y, consecuentemente, yo no tendría la necesidad de dar la culpa a nadie ni de considerar a nadie un enemigo. Es por esto que el Dharma enseña que estar quejándose y dando perpetuamente la culpa a otros es la señal segura de que hay problemas y faltas en la propia mente. Y la conclusión a recordar es: si quiero verme libre permanentemente de todos los enemigos y tener a todo el mundo como amigo -sin que importe lo que el mundo haga-, lo único que he de hacer es erradicar completamente del campo de mi mente las raíces venenosas del odio y el enfado. [cf. TyL]

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